Colapso de los sistemas de agua potable y alcantarillado.
Nuestra ciudad nunca estuvo preparada para asimilar un boom inmobiliario como el experimentado el año 2011 y siguientes. Gracias a este fenómeno, donde antes había 10 casas, ahora hay 10 edificios, lo cual significa un crecimiento exponencial principalmente en la densidad poblacional. Sin embargo, nadie se ha preocupado por sustituir los sistemas de agua y desagüe. Donde antes había una casa y vivían 7 personas, ahora hay un edificio que cobija entre 4 y 20 familias (de cinco miembros promedio cada una). Se trata de un crecimiento que ha venido siendo desordenado y lleno de falencias en la planificación de redes de agua y alcantarillado. Actualmente más del 85% del área edificada de la capital son edificios de más de 4 pisos.
¿Es esto sostenible?
Con diez millones de habitantes, su única fuente de agua es el río Rímac, el cual llega cada vez más contaminado y sucio. Además de tener que realizar un proceso caro para hacer sus aguas bebibles, hay que tener en cuenta que este trae agua de forma irregular durante el año: muchísima en verano y casi nada en invierno.
El agua que llega en abundancia en el verano se almacena para utilizarla luego en los meses de ausencia de lluvias (invierno).
Pero si hay sequía en la sierra central en los meses de verano (cosa que suele ocurrir cuando se da el fenómeno “El Niño”, entonces no se podrá juntar suficiente agua para el invierno y la capital, que alberga cada vez más habitantes, sufrirá los estragos, sobre todo los sectores informales.
A pesar de esto, el 35% del agua potable de la capital se pierde todos los días por la antigüedad y el mal estado y uso de las tuberías.
Surco, San Miguel, Pueblo Libre, San Isidro y Miraflores son los distritos que resultan ser los más afectados por el colapso de las redes de agua y desagüe a raíz del boom inmobiliario. Al haberse elevado la demanda y multiplicado las redes de agua sin que la cantidad de metros cúbicos del producto se hayan visto incrementados, lo que ha ocurrido es que la presión del líquido ha disminuido dramáticamente, causando malestar a los usuarios.
A esto debemos sumar el oportunismo de ciertas inmobiliarias que, lejos de interesarse en contribuir al crecimiento ordenado de la ciudad, agravan la situación. Por ejemplo, en Carabayllo y Puente Piedra se ofrecen proyectos de infraestructura muy atractiva. La propaganda muestra realidades de ensueño pero que no corresponden a la realidad: lo que esta enseña son entornos contaminados, sistemas deficientes de alcantarillado y redes de agua “potable” de fuentes desconocidas (no Sedapal). Estas empresas poco serias, además de brindar el servicio solamente por algunas horas al día, compran agua a camiones cisternas, producto que no cumple los estándares mínimos de salubridad y pureza. Sedapal ha deslindado ya cualquier responsabilidad al respecto.
Es necesario también replantear el sistema de descarga de alcantarillado. El crecimiento “hacia arriba” no ha tomado en cuenta las mejoras que debieron realizarse. Lo normal para una residencia es utilizar tubería de 4” para el sistema de desagüe, pero para un edificio de 15 o 20 pisos debería ser de 8”. Al no hacerse el cambio se produce un efecto embudo y, si la tubería no es lo suficientemente grande, entonces se rompe o el agua termina rebalsándose. Esto trae como consecuencia el debilitamiento de los suelos y eso a su vez, es causa de daños impredecibles en las construcciones aledañas, la aparición de ratas y alimañas y en general, del envilecimiento del entorno y medio ambiente.
Se teme que en cinco o seis años pueda colapsar todo el sistema de tuberías de no aplicarse mejoras sustanciales.
Concluimos este breve análisis proponiendo los siguientes correctivos a la alarmante situación:
- En un primer término, Sedapal y los distintos municipios deben identificar y mapear los problemas relacionados al servicio de agua y alcantarillado.
- Como medida preventiva inmediata se debe analizar los permisos de construcción para evitar seguir superpoblando zonas ya saturadas.
- Se debe elaborar proyectos que contemplen la solución efectiva de estos problemas a largo plazo, teniendo en cuenta de que si bien el boom inmobiliario parece haber decaído considerablemente, aún la industria de la construcción continúa siendo un motor importante en el desarrollo de la economía del país y no se detendrá.
Por: Alfredo Eguren Villalobos. (Estudiante del Curso Agente Inmobiliario)
SOCIEDAD PERUANA DE BIENES RAÍCES